Los
hermanos Ernest y William Renshaw, allá por finales del siglo XIX,
fueron, en gran medida, culpables de la popularización del tenis como
deporte accesible con su carácter jovial y divertido y sus enormes y
aplastantes triunfos. Entre los dos, sumaron más de 20 títulos de
Wimbledon, y además, entendieron que el tenis tenía que modernizarse.
El
más laureado de los dos, Williams llegó a ganar siete (1881, 82, 83,
84, 85, 86 y 1888) veces el torneo de Wimbledon, seis de ellas
consecutivas, venciendo a su hermano hasta tres veces en la final del
torneo londinense. Sólo Pete Sampras puede presumir de tener los mismos
títulos que él, con la diferencia que el americano no consiguió seis de
manera consecutiva.
Nacidos en Leamington, Warwickshire, el menor
de los hermanos, William, llegó a disputar hasta ocho finales de
Wimbledon, llegando a la primera de ellas el año siguiente al de su
debut, donde perdería en la tercera ronda. Lo impresionante del caso, es
que sus seis títulos consecutivos siguen siendo a día de hoy un récord
que, aunque ha estado a punto de ser igualado, nadie ha logrado batir.
Los que más cerca estuvieron fueron el sueco Björn Borg y el suizo Roger
Federer, que ganaron cinco consecutivos cada uno. En cualquier caso,
para el debate queda la reflexión de qué tiene más mérito, si los
récords de Federer y Borg o el de Renshaw, pues en la época de éste, el
ganador obtenía el pase a la final del año siguiente de manera directa.
Su juego era agresivo, tanto que se le reconoce como el primer jugador
en la historia en usar el golpe de smash.
Su hermano Ernest, que
tuvo la mala suerte de enfrentarse a William en muchas finales y
perderlas, también ganó Wimbledon, pero nunca pudo igualarse a su
hermano menor en calidad.
Juntos, sin embargo, mantuvieron el
récord de títulos de dobles hasta que llegaron los hermanos Doherty y
les superaron con ocho. A día de hoy, los 14 (siete individuales y siete
de dobles) títulos de Wimbledon de William Renshaw son un récord
inalcanzable para nadie en el tenis moderno.
Juntos, fueron los
precursores del tenis actual, pues en verano disputaban torneos en su
Gran Bretaña natal, pero en el invierno hacían giras por la Riviera
francesa, hasta el punto que llegaron a construir una de las primeras
pistas de tenis en Cannes.